lunes, 14 de abril de 2008

Siguiendo el rastro del "Rastro"...

Uno de los lugares que más me gustan de Madrid, y por el que tengo auténtica adicción , es el Rastro. Un mercado al ire libre que se pone todos los domingos y algunos festivos por las mañanas en una de las zonas más castizas de Madrid. En apariencia, sólo es un mercadillo más, en el que poder comprar ropa, zapatos, etc Pero si madrugas y te pierdes por los puestos antes de llegue la marabunta de gente, en seguida verás que no es un simple mercadillo. En el Rastro, puedes comprar ropa de distintas partes del mundo, muchos de sus vendedores, viajan a India y Nepal para ofrecernos en Madrid telas, ropa, esencias, inciensos, narguilas y accesorios, plata y todo tipo de artesanía y transportarnos un trocito de los olores y colores de Marruecos entre puestos de zapatos, bolsos y carteras.

En origen, el Rastro fué un mercado donde comprar e intercambiar objetos originales y ropa de segunda mando que no suelen comprarse en comercios convencionales, y si te pierdes por la zona más antigua, aún puedes intercambiar películas de vídeo en el Campillo del Nuevo Mundo, unirte a un grupo de personas que intercambian cromos. Comprar libros de segunda mano, perderte por la zona de los anticuarios dónde verás todo tipo de muebles para restaurar en tu casa después, comprar artículos de fotografía, cotillear por el barrio de los pintores, comprar goma espuma al peso, vender tus viejas nancis etc. Además de comprar, sentarte a mirar la gente pasar es todo un espectáculo. En el Rastro conviven desde lo más andergraund, hasta lo más tradicional, por lo que verás personas de todo tipo, color y condición. (Además de ser como no, el paraiso de la ropa de look "costrilla"!!) Tan pronto deberás apartarte para dejar paso a los del Hare Krishna cantando y bailando, como comprar barquillos a una señora que lleva tocando el organillo desde mucho antes de nacer tu.

Y como no todo va a ser comprar, y además es muy cansado, otra de las cosas que el Rastro ofrece, es gran variedad de lugares de abituayamiento, dónde ponerte ciego a cañas y tapas. Desde sardinas asadas, hasta enormes bocatas de tortilla, las más tradicionales en mesones, bodegas y bares de toda la vida, o algo más diferente dándote un paseo paseo hasta el multicultural barrio de Lavapies, dónde gente paseando con chilaba, videoclubs de películas sólo de Bollywood, tiendas de alimentación árabe dónde comprar tahina y pan ácimo para hacer humus es lo más habitual, y comer en un indú sentado en una terraza, fumarte una cachimba o beberte un te bien caliente acercándote un poquito a otras culturas.

Si algún día os animáis a visitar el Rastro, no dejéis de avisarme porque me apunto seguro!!

4 comentarios:

Doncs en Quim, és Clar!! dijo...

Pues en mi pueblo también tenemos uno, y si tienes suerte te puedes llegar a comprar "tus" cosas, y con un poco de suerte si demuestras que eres el auténtico propietario te hacen una rebaja; si si, como suena, no todos son iguales, pero los que yo conozco (y no me refiero a les mercadillos tradicionales) son auténticos bazares de cosas de otros dueños, y tan alegremente, nadie les dice nada.

Tecnologia Jordi dijo...

me encanta ir de mercadillos!!! cuando venga a madrid quedamos...

Anónimo dijo...

Es que me chifla el Rastro!!!

codex dijo...

Y que nos lo perdieramos cuando estuvimos ahí.... y eso que contábamos con una guía insuperable!!! Enfin, al menos los pinchos y cañas cayeron y tenemos excusa para volver, aunque vayamos a ser una más...
besos... y a ver si para cuando vengamos montas toda una excursión!!!