"No creo que Paul Newman crea de verdad que es Paul Newman". William Goldman, guionista de Dos hombres y un destino.

Tal vez nunca fuera un estupendo actor, aunque yo creo, que realmente brilló como actor en su madurez, cuando sus magnéticos y daltónicos ojos azules dejaron de eclipsarnos y nos dejaron ver el talento que llevaba dentro. Tal vez fue porque su verdadera pasión era estar detrás, y no delante de la cámara. Pero lo que si fue es un hombre grande. Grande porque aún siendo uno de los mayores sex symbol que han pasado por la gran pantalla, estuvo unido a su mujer durante 50 años siendo una de las parejas más estables, consolidadas y duraderas de Hollywood. Grande porque desde lo más alto fue siempre un ejemplo de discreción, elegancia y sencillez. Grande por dejarnos El color del dinero. Grande por crear en nombre de su hijo muerto por sobre dosis un centro de ayuda y protección al drogadicto en el que invirtió gran parte de su fortuna y de su tiempo. Grande porque sólo los grandes pueden hacer una película tan mala como "El Cáliz de plata" y publicar un anuncio en la prensa pidiendo disculpas cuando se estrenó en la televisión.

Paul Newman ha muerto hoy en su casa rodeado de su gente. Después de 83 años dedicados en cuerpo y alma a sus dos grandes pasiones, el cine y los coches de carreras. Nos deja una abundante filmografía, miles y miles de paredes y carpetas empapeladas con sus fotos y un ejemplo de como se puede seguir siendo uno mismo, aún cuando se ha estado en lo más alto.