Me flipa esta imagen...

Aunque las normas de lo racional y el casi total pragmatismo que he visto siempre en mi casa e inevitablemente he heredado me lleven a pensar que no es más que una imagen más muestra del folklore y la imaginación, no puedo evitar que los hipnóticos ojos de Buda vigilando a sus fieles me llamen muchísimo la atención. Elevado en la stupa más alta de Nepal, proyectan una mezcla entre protección, y reprobación, pero sea como sea, no paran de dejar constancia de que estás siendo vigilado muy de cerca.

Este año, nos hemos quedado en puertas, a estas alturas de octubre, debíamos andar pululando por la India en un viaje que nos habíamos montado con parada en Katmandú. Mejores planes que no debían esperar más han aparcado nuestro sueño, pero todo se andará, y algún día, en marcha y encarrilado ya por fin el proyecto más importante de nuestra vida, me plantaré delante, y al fin sabré, que se siente mirando de frente a los ojos de Buda.

Mientras, los ojos de Buda son una imagen que me gusta mucho y seguirán presentes por casa adornando algún cojín o en algún objeto comprado en el rastro. Hasta que llegue el día en que nos miremos cara a cara su imagen siempre me recordará que todos necesitamos tener sueños, alimentarlos y tener la meta de algún día conseguirlos, hacen que la vida sea a veces mucho más agradable.